martes, 19 de octubre de 2010

When things seem to be too good to be true, they usually are.

Entonces justo cuando creía que me había alejado por completo, que ya no estaba para nada sumergida en un mar de sensaciones, en el ojo del huracán, todo pasaba, lentamente, se esfumaba, se borraba. Todo empezaba a carecer de sentido. Todo hasta que llegó, y golpeó. Otra vez.

Y otra vez yo, lo dejé entrar.

Una rueda. Eso parece ser todo, una rueda interminable de la cual nadie consigue escapar. Todo vuelve, en más de un sentido; más allá de los sentidos atribuidos y de aquello a lo que llaman karma, pareciera ser a veces que todo vuelve de una manera más literal y menos trascendental. Situaciones ante las cuales alguna vez retrocedí, o que retrocedieron ante mí, vuelven a presentarse ahora como una puerta abierta de par en par. Mi salvación. Pero por un instante de duda, una vacilación, me doy cuenta: la decisión ya no es una decisión firme, bien fundada, e inamovible. Es solo una decisión que se genera automáticamente en respuesta a la realidad que tengo enfrente. Si veo una puerta abierta, quiero atravesarla. Pero cuestiono mis pasos. Otrora eran pasos firmes, hoy son inseguros. Ayer esa oportunidad era un anhelo. Hoy es algo de lo cual, si se me permite, he de dudar.

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